viernes, 16 de agosto de 2013

TEMA V: LA EDUCACIÓN COMO OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA 5.1 El fenómeno educativo como objeto de la sociología 5.2 El proceso de socialización y el proceso de educación

LICENCIATURA EN PEDAGOGIA
ASIGNATURA: SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
TEMA V: LA EDUCACIÓN COMO OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA
5.1 El fenómeno educativo como objeto de la sociología
5.2 El proceso de socialización y el proceso de educación

El fenómeno educativo como objeto de la sociología
Tener una idea clara sobre el fenómeno y el proceso educativo no significa dar una definición de los mismos, más bien implica fijar claramente cuáles son las variables (elementos) que intervienen en los mismos. Se trataría de estudiar en qué consiste (de lo que está compuesto o formado) más bien que saber qué es la educación.
Por ello, se entiende como fenómeno educativo a la educación tal “como aparece” ante los ojos del observador. Esta sería la forma apropiada de verla, desde el punto de vista de la sociología como ciencia positiva. Tener un método que permita una mayor objetividad para estudiar el fenómeno educativo es la mejor manera de acercarse a la realidad educativa.
En primer lugar aparecen los actores del fenómeno educativo. El educador como la persona cuya función o rol es enseñar y el educando como la persona cuya función o rol es aprender. Algunos roles típicos del educador son: como padre o madre, maestro o sacerdote. Algunos roles típicos del educando son: como hijo, alumno o acólito.
En segundo lugar se establece una relación social específica a la que llamaremos “relación social educativa”. Esta relación afecta y define los comportamientos de los actores. Cada actor tiene determinados derechos y obligaciones con respecto al otro otorgándoles el estatus de educador y el estatus de educando. Con ello, los actores quedan “ubicados” en la relación social educativa. Esta relación será de “dependencia” del educando con respecto al educador debido a la relación interrelacionada de enseñar y aprender.
En tercer lugar, cuando los derechos y obligaciones están claramente fijados dentro de una relación social educativa y se “impone” una función educativa o de aprendizaje a los miembros del grupo (familia, grupo religioso, escuela, aula, partido político) se establece una “estructura social educativa”. Es precisamente la función educativa o de aprendizaje la que define a esta estructura y es analíticamente distinguible de otras funciones dentro de esas mismas estructuras sociales.
En consecuencia, el análisis específico de la sociología de la educación, en cualquier estructura social, es única y exclusivamente el análisis y estudio de la función educativa o de aprendizaje, lo que, no agota las funciones de las estructuras sociales.
En cuarto lugar aparece la “función manifiesta” de enseñar y aprender “algo”, es decir, un determinado “contenido educativo” en función de un determinado objetivo o meta cultural a conseguir (el fin educativo o el ideal pedagógico). El contenido educativo lo comunica el educador al educando a través de un medio (la palabra, el ejemplo, un video, etc.). La elección de los contenidos culturales a trasmitir le corresponde al pedagogo.
La función educativa de enseñar y aprender es siempre manifiesta, más no necesariamente consciente. La función educativa no solo se cumple participando en una estructura social educativa ejerciendo determinado rol sino fundamentalmente comunicando determinados contenidos culturales, en función de un objetivo (meta) cultural.
La forma más pura e institucionalizada formalmente en que se manifiesta la función educativa es la escuela y el sistema formal educativo, pero ello no quiere decir que sea la única forma ni más importante.
Esta explicación de la función educativa es desde la perspectiva analítica, desde cierta teoría, conceptualización e intención sociológica específica. Es tarea de la pedagogía la explicación de “toda” la función de enseñar y aprender, recogiendo las conclusiones de las distintas explicaciones analíticas de las distintas ciencias que tratan con esta función.
La función educativa es mucho más compleja de lo que alcanza a percibir el análisis sociológico ya que lleva implícito “todo” el comportamiento humano, sea sociológicamente relevante o no.
La insistencia en las distinciones analíticas es relevante para el avance teórico y práctico de la sociología de la educación y para un mejor conocimiento de la realidad educativa y desarrollo de la teoría sociológica.
Ejercicio:

Elaborar un esquema donde estén presentes todos los elementos que constituyen el fenómeno educativo.

El proceso de socialización y el proceso de educación

Procesos analíticamente discriminados. Distinciones analíticas que permiten percibir los fenómenos y los procesos muy claramente de tal forma que puedan hacer posible el análisis y la investigación científicos.

Los pedagogos y educadores distinguen entre “educación espontánea” (involuntaria o funcional) y “educación intencional” (voluntaria o metódica).
La educación espontánea es aquella que el educador (madre, maestro, etc.) “no controla”, aquella que se da “naturalmente” por el solo hecho de vivir en sociedad.

El proceso que los pedagogos llaman “educación espontánea”, los sociólogos lo conocen con el concepto de “socialización”, es decir, el proceso de enseñanza-aprendizaje de roles por la mera “participación” en las estructuras sociales, sean educativas o no.
El proceso de socialización es distinto del proceso de educación. En el proceso de socialización no se da una “función manifiesta” de enseñar y aprender, por lo tanto, ni los roles ni la relación social ni la estructura social tienen o ejercen esa función manifiesta aunque es evidente que se presenta una función de aprendizaje de roles.

Por ejemplo, en los grupos de amigos la función de aprendizaje está latente y emerge de la mera “participación” en ese grupo o estructura social, pero ese grupo no tiene la función manifiesta específica de enseñar y aprender roles.

Sin embargo, si el líder de ese grupo ejerce funciones docentes, es decir, ejerce el rol de educador que comunica determinados contenidos culturales a los demás miembros del grupo, quienes actúan como educandos, en función de una meta u objetivo, estamos en presencia de un fenómeno educativo, en una estructura social educativa de tipo “informal”, con roles educativos informales y con relaciones sociales educativas temporarias.
Estamos ante un proceso de educación.

El proceso que los pedagogos llaman “educación intencional”, los sociólogos lo conocen con el concepto de “educación”. El proceso de educación es el proceso de aprendizaje de roles como función manifiesta de un educador (permanente o temporario, formal o informal) que comunica determinados contenidos culturales (patrones de comportamiento) a un educando (permanente o temporario, formal o informal) en función de una meta u objetivo cultural. El aprendizaje se logra en función de “una integración de la persona social” (o un aspecto de ella).

Esta definición del proceso de educación no puede ni debe satisfacer a la pedagogía, pero le muestra un “aspecto” del fenómeno y del proceso que ella debe tratar en su “totalidad”.

El proceso de educación se puede presentar en cualquier estructura social pero solo si cumple con la función manifiesta de enseñar y aprender ciertos contenidos culturales (patrones de conducta o comportamiento) en función de una meta cultural.

Cuando no se presenta esta función manifiesta, no hay proceso de educación sino de socialización y esto puede ocurrir en una escuela o en una familia. No se puede dar un proceso de educación sin que se dé, en forma conjunta y simultánea, un proceso de socialización.
Todo proceso de educación lleva implícito un proceso de socialización. Por el contrario, puede presentarse un proceso de socialización sin un proceso de educación. Además de la función manifiesta de enseñar y aprender se da la función latente del aprendizaje de roles por el solo hecho de participar en la estructura social educativa.

La razón es que el proceso de socialización se da por la mera participación en las estructuras sociales mientras que el proceso de educación se da  porque existe la comunicación de ciertos contenidos culturales en función de una meta, dentro de una estructura social, en este caso educativa.

El proceso de socialización lleva implícito un proceso de diferenciación social en la medida en que no todos participan (o pueden participar) en las mismas estructuras sociales y, por ende, el aprendizaje de roles no puede ser uniforme.

Pero el proceso de educación, en principio, tiende a una “homogeneización” social (en un grupo, en una estructura parcial o global) en función de los contenidos y metas culturales. Por ejemplo, el sistema educativo formal de un país pretende, en teoría, la igualdad de oportunidades.




















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