LICENCIATURA EN
PEDAGOGIA
ASIGNATURA:
SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
TEMA V: LA EDUCACIÓN
COMO OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA
5.1 El fenómeno
educativo como objeto de la sociología
5.2 El proceso de
socialización y el proceso de educación
El fenómeno educativo como objeto de la sociología
Tener una idea clara
sobre el fenómeno y el proceso educativo no significa dar una definición de los
mismos, más bien implica fijar claramente cuáles son las variables (elementos)
que intervienen en los mismos. Se trataría de estudiar en qué consiste (de lo
que está compuesto o formado) más bien que saber qué es la educación.
Por ello, se entiende como
fenómeno educativo a la educación tal “como aparece” ante los ojos del
observador. Esta sería la forma apropiada de verla, desde el punto de vista de
la sociología como ciencia positiva. Tener un método que permita una mayor
objetividad para estudiar el fenómeno educativo es la mejor manera de acercarse
a la realidad educativa.
En primer lugar aparecen los
actores del fenómeno educativo. El educador como la
persona cuya función o rol es enseñar y el educando como la
persona cuya función o rol es aprender. Algunos roles típicos del educador son:
como padre o madre, maestro o sacerdote. Algunos roles típicos del educando
son: como hijo, alumno o acólito.
En segundo lugar se
establece una relación social específica a la que llamaremos “relación social educativa”. Esta
relación afecta y define los comportamientos de los actores. Cada actor tiene
determinados derechos y obligaciones con respecto al otro otorgándoles el estatus de educador y el estatus de educando. Con ello, los actores quedan
“ubicados” en la relación social educativa. Esta relación será de “dependencia”
del educando con respecto al educador debido a la relación interrelacionada de
enseñar y aprender.
En tercer lugar, cuando los
derechos y obligaciones están claramente fijados dentro de una relación social
educativa y se “impone” una función educativa o de aprendizaje a los miembros
del grupo (familia, grupo religioso, escuela, aula, partido político) se
establece una “estructura social
educativa”. Es precisamente la función educativa o de aprendizaje la que
define a esta estructura y es analíticamente distinguible de otras funciones dentro
de esas mismas estructuras sociales.
En consecuencia, el análisis
específico de la sociología de la educación, en cualquier estructura social, es
única y exclusivamente el análisis y estudio de la función educativa o de
aprendizaje, lo que, no agota las funciones de las estructuras sociales.
En cuarto lugar aparece la “función manifiesta” de enseñar y
aprender “algo”, es decir, un determinado “contenido educativo” en función de
un determinado objetivo o meta cultural a conseguir (el fin educativo o el
ideal pedagógico). El contenido educativo lo comunica el educador al educando a
través de un medio (la palabra, el ejemplo, un video, etc.). La elección de los
contenidos culturales a trasmitir le corresponde al pedagogo.
La función educativa de
enseñar y aprender es siempre manifiesta, más no necesariamente consciente. La
función educativa no solo se cumple participando en una estructura social
educativa ejerciendo determinado rol sino fundamentalmente comunicando
determinados contenidos culturales, en función de un objetivo (meta) cultural.
La forma más pura e
institucionalizada formalmente en que se manifiesta la función educativa es la
escuela y el sistema formal educativo, pero ello no quiere decir que sea la
única forma ni más importante.
Esta explicación de la
función educativa es desde la perspectiva analítica, desde cierta teoría,
conceptualización e intención sociológica específica. Es tarea de la pedagogía
la explicación de “toda” la función de enseñar y aprender, recogiendo las
conclusiones de las distintas explicaciones analíticas de las distintas
ciencias que tratan con esta función.
La función educativa es
mucho más compleja de lo que alcanza a percibir el análisis sociológico ya que
lleva implícito “todo” el comportamiento humano, sea sociológicamente relevante
o no.
La insistencia en las
distinciones analíticas es relevante para el avance teórico y práctico de la
sociología de la educación y para un mejor conocimiento de la realidad
educativa y desarrollo de la teoría sociológica.
Ejercicio:
Elaborar
un esquema donde estén presentes todos los elementos que constituyen el
fenómeno educativo.
El proceso de
socialización y el proceso de educación
Procesos
analíticamente discriminados. Distinciones analíticas que permiten percibir los
fenómenos y los procesos muy claramente de tal forma que puedan hacer posible
el análisis y la investigación científicos.
Los
pedagogos y educadores distinguen entre “educación espontánea” (involuntaria o
funcional) y “educación intencional” (voluntaria o metódica).
La
educación espontánea es aquella que el educador (madre, maestro, etc.) “no
controla”, aquella que se da “naturalmente” por el solo hecho de vivir en
sociedad.
El
proceso que los pedagogos llaman “educación espontánea”, los sociólogos lo conocen
con el concepto de “socialización”, es decir, el proceso de
enseñanza-aprendizaje de roles por la mera “participación” en las estructuras
sociales, sean educativas o no.
El
proceso de socialización es distinto del proceso de educación. En el proceso de
socialización no se da una “función manifiesta” de enseñar y aprender, por lo
tanto, ni los roles ni la relación social ni la estructura social tienen o
ejercen esa función manifiesta aunque es evidente que se presenta una función
de aprendizaje de roles.
Por
ejemplo, en los grupos de amigos la función de aprendizaje está latente y
emerge de la mera “participación” en ese grupo o estructura social, pero ese
grupo no tiene la función manifiesta específica de enseñar y aprender roles.
Sin
embargo, si el líder de ese grupo ejerce funciones docentes, es decir, ejerce
el rol de educador que comunica determinados contenidos culturales a los demás
miembros del grupo, quienes actúan como educandos, en función de una meta u
objetivo, estamos en presencia de un fenómeno educativo, en una estructura
social educativa de tipo “informal”, con roles educativos informales y con
relaciones sociales educativas temporarias.
Estamos ante un proceso de educación.
Estamos ante un proceso de educación.
El
proceso que los pedagogos llaman “educación intencional”, los sociólogos lo
conocen con el concepto de “educación”. El proceso de educación es el proceso
de aprendizaje de roles como función manifiesta de un educador (permanente o
temporario, formal o informal) que comunica determinados contenidos culturales
(patrones de comportamiento) a un educando (permanente o temporario, formal o
informal) en función de una meta u objetivo cultural. El aprendizaje se logra
en función de “una integración de la persona social” (o un aspecto de ella).
Esta
definición del proceso de educación no puede ni debe satisfacer a la pedagogía,
pero le muestra un “aspecto” del fenómeno y del proceso que ella debe tratar en
su “totalidad”.
El
proceso de educación se puede presentar en cualquier estructura social pero
solo si cumple con la función manifiesta de enseñar y aprender ciertos
contenidos culturales (patrones de conducta o comportamiento) en función de una
meta cultural.
Cuando
no se presenta esta función manifiesta, no hay proceso de educación sino de
socialización y esto puede ocurrir en una escuela o en una familia. No se puede
dar un proceso de educación sin que se dé, en forma conjunta y simultánea, un
proceso de socialización.
Todo
proceso de educación lleva implícito un proceso de socialización. Por el
contrario, puede presentarse un proceso de socialización sin un proceso de
educación. Además de la función manifiesta de enseñar y aprender se da la
función latente del aprendizaje de roles por el solo hecho de participar en la
estructura social educativa.
La
razón es que el proceso de socialización se da por la mera participación en las
estructuras sociales mientras que el proceso de educación se da porque existe la comunicación de ciertos
contenidos culturales en función de una meta, dentro de una estructura social,
en este caso educativa.
El
proceso de socialización lleva implícito un proceso de diferenciación social en
la medida en que no todos participan (o pueden participar) en las mismas
estructuras sociales y, por ende, el aprendizaje de roles no puede ser
uniforme.
Pero
el proceso de educación, en principio, tiende a una “homogeneización” social
(en un grupo, en una estructura parcial o global) en función de los contenidos
y metas culturales. Por ejemplo, el sistema educativo formal de un país
pretende, en teoría, la igualdad de oportunidades.
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